Si has caminado por las zonas de San Diego un viernes por la noche, estás convencido de haber escuchado el sonido del acordeón y la tuba como anuncio de la celebración. El desplazamiento de los ElMero Grupos Nortenos en San Diego aquí es un asunto serio. No importa si se trata de tradición, cultura o simplemente deseo de disfrutar, pero nadie puede refutar el gusto y el ritmo que estos músicos aportan a la ciudad.
Parece que en cada esquina haya una golpeada. Es posible que te encuentres en Chula Vista, pero un par de calles más allá ya resuena otro grupo. El género norteño ganó popularidad entre las familias, tanto en la juventud como en la ancianidad, todos corean canciones tradicionales y nuevas que abordan la vida, el amor y los retos. Existen personas que consideran que cada grupo norteño narra una historia, y no se equivocan.
Los bailes siempre están presentes en salones comunitarios o en pequeñas plazas. Solo con un par de guitarras, bocinas y una voz potente, observarás cómo en pocos minutos se prende el ambiente. Lo más interesante: hay músicos que hasta se improvisan. Levantan el acordeón y sin previo aviso comienzan a interpretar una melodía que rápidamente cautiva a todos.
También existe la competencia. Los seguidores aquí tienen su equipo preferido y lo respaldan como si se tratara de fútbol. Las personas expresan: “Ese grupo sí aporta energía” o “Aquella banda tiene la habilidad de insuflar emoción al corrido”. Comparan, discuten y, en ocasiones, incluso se retan. No obstante, es precisamente esa pasión la que sostiene viva la escena.
No se deben ignorar los atuendos. El sombrero siempre impecable y las botas bien boleadas. Por ahí mencionan que si te falta uno de esos pormenores, la música simplemente no te conoce de la misma manera. En una ocasión, un amigo asistió a un evento vestido con sandalias. No duró ni dos melodías antes de que su tía lo arrastara a adquirir unos botines para que “no se perdera de vista”.
Es verdad: la comunidad preserva los géneros tradicionales, aunque en ocasiones se fusionen con estilos novedosos. Las generaciones se entrecruzan y el espíritu norteño se mantiene en cada melodía. Las tocadas nunca se experimentan de la misma manera. El público varía, las chistes entre los músicos también, y en ocasiones surgen sorpresas: desde invitaciones inesperadas para actuar en el escenario hasta duetos improvisados con otros talentos de la región.
En San Diego, la identidad de los Grupos Norteños va más allá de la mera música. En ese lugar, la guitarra interpreta relatos antiguos y sueña con relatos nuevos. Los viernes por la noche, aquí tienen su propio himno, hecho de recuerdos, celebración y esa inconfundible vibración del norte que levanta a todos.